“La memoria estalla hasta vencer
a los pueblos que la aplastan
y que no la dejan ser
libre como el viento”
León Gieco
“Amenazaron de muerte a la militante social Irma Leites”
Los gorilas no duermen a las diez de la mañana en la calle larravide. Acechan desde la noche en sus no árboles de mitsubishi blanca sin matrícula. Repiten el método. Son más memoriosos que nosotros. Los cuatro monos no son ciegos, ni mudos, ni sordos, ni sabios, ni monos. Darwin los conoce mucho mejor que nosotros. Irma también. Por eso contraataca frente a la amenaza. Contraataca con oídos, ojos y boca. Los eslabones, cumplidos, huyen en sus dos patas y sus cuatro ruedas. Los eslabones reencontrados de la cadena que se creyó perdida. Cobran por su trabajo y se van a almorzar, como buenos padres que son. Pero antes de hacerlo su grito mono ya quedó desenterrado del pavimento: “dejate de joder porque te vamos a quemar”. La hoguera inquisidora no duerme a las diez de la mañana en larravide, ni antes ni después. Sigue quemando, aullando, haciéndole el favor a los aún impunes o a sus acaso patrones de la vip. Los de la chispa encendida más que la nuestra. Los que rezan los domingos y dictan reglas secretas los sábados por la noche. Justo a la hora en que sus peones impunoadictos patoviquean en los boliches o en las guardias de seguridad o en el 2-22, los genocidas extienden sus lenguas y tinta y brasas en las nuevas metodologías que la leites empleada de la salud recuerda bien desde sus tiempos de cana. Y por eso no tiembla. Y por eso no huye. Y por eso no los denuncia ante la justicia, porque no sabe dónde habita esa tal señora.
“El presidente Mujica intentó liberar a presos mayores de 70 años”
Los primeros, los genocidas digo, fueron encarcelados en setiembre de 2006. Lujosamente encarcelados, pero encarcelados al fin. Te regalo los lujos, el adsl y el celular, goyo, que yo me voy a caminar por dieciocho y entro y salgo del lobizón cuando se me cante y quiera y pueda. Vos seguí ahí, en tu inalámbrica prisión de cinco estrellas domingo arenas, pero seguí ahí. Tu vejez y la de todos los demás “pobres viejitos” no te exime de tus crímenes contra la humanidad, ni en el cuerpo asesinado de luzardo, ni en la visa del esmaco, ni en los oficios de la cía. No te/los exime pobres viejos homicidas, violadores, torturadores, desaparecedores, hdp. ¿Contame cómo gemía de implacer la pobre desgraciada patoteada y violada entre cincoseis? ¿Cuánto gozaste con aquel adolescente de las pintadas amarrado/estaqueado entre diezquince? ¿Cómo alcanzaste el orgasmo cuando le arrebataste a aquella indefensa su bebita de trescuatro días? ¿Qué divismo se siente acribillando a tus ochodiez militantes por la espalda? Mis muy amados divos de la lascivia y el sadismo, ¿con qué etiqueta azul brindaron por la posible libertad a concederse? ¿Con quién chatearon esa noche en el messenger? ¿Adolfo sigue estando en línea desde el más acá? ¿Cómo vivieron la cuenta regresiva desde la anunciada presunta propuesta de libertá? Pobres viejos ofensivos y huérfanos del premio a su crueldad. ¿Llegaron tarde a la celda y no se habitúan, verdad? ¿Llegaron pobres viejitos cuando deberían haber estado desde cincuentones langas? ¿Les cuesta mucho ahora enterarse de la centésima parte vivida por sus víctimas? Aceleren el trámite. Vamos. Ustedes tienen fuerza y convicción. Lealtad a la patria, obediencia indebida. Vamos. Ustedes saben cómo hacerlo porque ya lo hicieron mil veces en la sangre de otros. Vamos. Mario murió hace un año, pero como dato les dejó dicho: “Un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo”. Libérense ahora. Redímanse. Vamos. Que un vaso de agua y una pastilla de cianuro no se le niegan a nadie. Llaman a la puerta. Atiendan por favor. Es el delivery que trajo el encargue.
“Oficialismo propone instrucción militar para los adictos”
El paco les calcina las tripas. Su efecto perdura por veinte minutos. Cada veinte minutos salen de sus casas con un nuevo televisor para pagar el consumo. El narco se alimenta de televisores sin sal en su mansión de pocitos. La pasta los desorbita, los expulsa de sí, los convierte en kamikazes de su nueva religión. Cambian de órbita cada veinte minutos. Van y vuelven. Entran y salen. El narco comulga los nuevos kamikazes en su lujosa órbita de punta carretas. Los desechos de coca sin refinar les crecen por las venas como un nuevo hijo abortado que nace igual. Cada veinte minutos ocurren partos malhabidos en los barrios más pobres de todas las ciudades empobrecidas. Entran y salen fetos sin futuro ni presente del sistema habitual. El narco bien nacido come fetos de cincuenta pesos por cabeza en su sistémico barrio privado de carrasco. La droga berreta, la más fetal, se uniformiza con gorra de rapero y estómago vacío. Se mimetiza. Se adhiere. Nadie sabe/contesta que otro mundo distinto existe y es posible, o que al menos posible sería que existiera. El estómago de diecisiete años entra para matar y sale para robar, cada veinte minutos. El narco nolepreguntan/poresonocontesta cada veinte minutos recibe su paga multiplicada en todas las gorras de los barrios más empobrecidos, mientras atiende su ventanilla impune en su gorleriano palacio de punta del este. Un militar no instruido ni depurado aguarda para instruir y depurar. Caramba.
“Benedicto XVI expresó: Vemos que es necesario hacer penitencia”
Superan veinte mil los curas pedófilos en todo mundo. De un total de 247 naciones, nos da un promedio de apenas algo más de 80 sacerdotes por país que tomaron demasiado al pie de la letra aquello de “dejad que los niños vengan a mí”, y si no vienen los salgo a buscar y los obligo y los someto; total… tengo línea directa con el poder mayor. El papa, la iglesia, el establishment eclesial no condenan. Sugieren “penitencia”. Veinte mil penitentes cumpliendo su absolución en cada una de sus parroquias. ¿Por mucho tiempo? ¿Y durante y después? Setenta veces veinte mil que apañan al promedio de los más de ochenta por país. Buen número para impedir que los trapitos sucios salgan al sol. Total, el daño ya está hecho. Los traumas personales, familiares y sociales ya están. Penitencia, muchachos, que la catequización no puede esperar. Total, el daño… Centenares de miles de niños y niñas asisten cada domingo, en todo el mundo, para adquirir las enseñanzas magnánimas. No pueden esperar a un castigo ejemplar o a una justa expulsión y procedimiento judicial que estigmatice a la institución por muchas décadas. ¡Y justo en este momento tan pecaminoso! Siempre es mejor que el número de bajas lo aporten los demás. Centenares de miles de niños y niñas que acuden por la salvación, convencidos o inducidos, con más de veinte mil abusadores enfrente que los iniciarán en el culto y en muchos casos, si es necesario, también los obligarán a hincarse. ¿Amén, ratzinger?
El Tribunal de La Haya dictaminó “empate técnico” y se lavó las manos
“Botnia no contamina, pero Uruguay no dio aviso sobre su instalación”, podría resumirse el esperado dictamen de la Corte Internacional de La Haya. Punto. Ni Gardel les metió un gol con la mano a los ingleses, ni Maradona nació en Tacuarembó. Ni el Diego murió en Colombia, ni el Carlos nació en Francia. Pero todo eso podría haber ocurrido, claro. Empate técnico: Maradona no canta como Gardel y Gardel jamás jugó -ni jugará- al fútbol como Maradona. La cumparsita es del uruguayo Mattos Rodríguez pero se la vendió a la disquera argentina Riccordi en tiempos de necesidad. Los orientales que conocemos la historia sabemos a quién le pertenece. Los argentinos que conocen la historia también lo saben. Pero opinamos distintos. ¿Qué diría La Haya? Dos puntos para el Tribunal: La cumparsita es rioplatense. Hay cortes de puente contra los argentinos y uruguayos trashumantes, pero también hay reclamos concretos a los que debiera acordarse un pronto final con buena disposición de ambas partes. Poner la pelota en la cancha del vecino para que el vecino resuelva cómo jugarlo, incluso con Gardel, Maradona o Mattos de punteros, siempre es poner la pelota en la cancha del vecino. Con todos los intereses (presuntos y reales) que existen en este conflicto, ¿no contamos aún con capacidad propia de resolución del mismo, entre dos poblaciones tan similares, autocaratuladas “hermanas” durante tanto tiempo, para esperar que el vecino resuelva a nuestro favor todo aquello que ninguno de nuestros pueblos sabe cómo resolver a su favor? Conclusión del Tribunal Internacional: La cumparsita fue compuesta en La Haya y las naciones implicadas deberán devolvernos con sus correspondientes intereses todo el dinero recaudado por derechos de autor durante más de cincuenta años. Entérese, dispóngase, cúmplase, archívese.