Sosteniendo la Pared, 27 de octubre 2012

Sosteniendo la Pared en Twitter

Entrevista en Poder Ciudadano, Canal 5 TNU, 22.9.2011 (primera parte)

Entrevista en Poder Ciudadano, Canal 5 TNU, 22.9.2011 (segunda parte)

Caso Trigo (en Cámara Testigo, 9 de mayo 2011)

jueves, 24 de enero de 2008

Rl Acdmia Espñla

Está bien. ¿Quién podría oponerse a la improgresión resultante de neométodos que aporten a la descomunicación e incomunión interintrageneracional del posmundo moderno? No me carguen esas tintas de contrariar el desarrollo y coexistencia de las lenguas, que no sólo lamen sino que a veces hasta también hablan, aunque no siempre se entienda en un todo formal concepto anquilosado lo que dicen y siempre laman mucho mejor de lo que dicen.
Esta semana la Real Academia Española, es decir, la superada moralina iletrada de los que aprueban-desaprueban todo lo propio público o privado que con nuestra lengua hacemos, anunció que integrarán a su venerable diccionario de palabras con visa salival el lenguaje utilizado en los mensajes de texto. Enseguida pensé en El Quijote, en La Biblia, en La Divina Comedia… Hasta en Los poemas de la oficina de Benedetti pensé. Hasta en la Constitución pensé. Hasta en la revista Radiolandia, mire. Hasta en los no monosilábicos de los empleados públicos amparados en su burócrata inamovilidad. ¡Hasta en los discursos presidenciales, imagínese! Sí, tiene razón, ya estaba al borde del colapso, y mi incordura se procuraba un mínimo refugio compartido de dos por dos en la casita blanca aquella de la avenida Millán. Es que uno es tan conservador… y siempre las lenguas lamen mucho mejor de lo que hablan, como he dicho. Pero bajé un cambio. Dejé a Cervantes con sus molinos y me puse a escuchar a Viglietti, que está cumpliendo cincuenta años dslmbrnd. Sí, sí. Ahí toqué piso. Volví de Millán y se me dio por imaginarme la nueva letra de A desalambrar con visa lingual de la Real Academia. ¡Al fin la literatura en manos del pueblo!; de los jóvenes excluidos del sistema geriátrico; de las damas carrasquianas relegadas de la vida conyugal; de los políticos neófitos, ignorantes, truchos y ambiciosos autoexcluidos del sistema parlamentario. Y de inmediato me aboqué a la procreativa tarea de ilustrar la vida gris y ajena de la no sabe no contesta aquella que conocí una noche de escabio en la discoteca, con la que mantenemos habituales relaciones promiscuas hasta el día de hoy, pero sólo a través de mensajes de texto. Y le puse:


io prgto a ls prsnts si no sean psto a pnsr
ksta trra s d nstrs i no dl k tga +
io prgto s n la trra nca abr psdo ud
k s ls mnos sn ntras es ntro lo k ns d
a dslmbr a dslmbr
k la trra es ntra es tuia i d akel
d pdro i mria d juan i jse e e e e e e
si mlsto cn mi cto a algno k and x ai
le asgro ks 1 grgo o 1 dno dl urguai


Y se lo mandé. Me costó dos pesos porque todo no entró en un solo mensaje. Pero ese mínimo gesto comunicacional, minúscula prueba piloto podría decirse, aventó de mí cualquier duda al respecto y despertó una renovada confianza en la acertada determinación de la Real Academia, porque pude comprobar en celular propio que, si bien mi virtual amiga discotera habla cada vez peor, también es cierto que ha perfeccionado su técnica de lamido en cada pasional y húmedo sms que llega a mis manos, que la anhelan lujuriosas (adj. Dadas o entregadas a la lujuria. Lujuria: f. Vcio cnstnt nel us ilcto o nel aptto dsrdndo d ls dleits crnls).

viernes, 11 de enero de 2008

Hambrientos, desprovistos

“Soy de una generación
hambrienta, desprovista.
Ando, busco la caricia,
el roce, para repartir
a manos enteramente llenas
de vidrio picado.”
Eduardo Darnauchans


No me di cuenta hasta que volví a escuchar al Darno, que hoy se debate entre el presente incierto de una clínica privada, hambriento, desprovisto, y la quizás vida posible afuera de los muros de la alocada intemperie del propio dentro suyo, débil, enfermizo, tierno y desguarecido.
Hay una generación perdida en mi país, que puede ser la mía, una generación perdida que al menos se perteneció a sí misma alguna vez.
La que no tuvo pertenencia alguna, cuentan los antropólogos que puede haber existido, que están en eso, que quién sabe, que se verá.
La mía, la que quedó apretada en un almanaque descuartizado entre dos fuerzas opuestas, la que no ejerció la risa en solidaridad con los pertenecientes tristes, la que no le fue la vida en ello, porque la vida estaba en otra parte, justo allí donde nunca quisimos ir.
Por eso tenemos menos que perder que los que lo perdieron casi todo.

Por eso tenemos menos que ganar que los que cierta vez nos hicieron posible.
Por eso no hay quien nos calle la boca, si somos el silencio.
Por eso no tenemos precio, ni nada que ofrecer a quien pretenda comprarnos.
Por eso no tememos perder lo que nunca ganamos.
La mía, la de varios miles que son o están por ser, es jodida y peligrosa. Favor de no acercarse, piden los antropólogos.
Eso sí, nuestra presunta existencia no ha sido corta ni fácil. ¡Qué va a ser!

Conocimos a Mateo, como todos ahora, claro. Vimos los carros de asalto llevarse a los vecinos mientras nosotros nos enterábamos por Totem que Biafra estaba muerta, y nos llamaban a comer para ir a clase y coleccionábamos figuritas del Mundial, antes o después, posiblemente antes que todo esto pasara en nuestras vidas del país. Disculpen la imprecisión. Es que tenemos tantas anécdotas ajenas...
Las nuestras no son heroicas, o mejor dicho sí, pero sólo para nosotros. No trascendieron. Era mejor que fuera así.
Tenemos un pasado de cartoneros. Aprendimos a vivir de lo que otros tiraron, abandonaron o legaron. Por eso nuestros pocos libros venían con tierra de otras casas y otras historias distintas a las nuestras. Y los leíamos con más admiración que atención. Por eso seguimos así dispersos hasta hoy.
Fuimos inimputables, hasta que dejamos de serlo. Ahí ya la cosa fue distinta.
Hay cosas que no entendemos los de mi generación. Será por eso que ya ni los antropólogos nos buscan. Si ni nosotros nos buscamos.
Pero pese a nuestra imprecisión, lo que sí no hemos perdido es la memoria. Será por eso que ni los antropólogos nos buscan.
Soy de una generación hambrienta, desprovista. Y un poquitín caliente, a qué negarlo. Pero no mucho, porque la calentura enceguece, hemos aprendido.
Debe ser por eso que siempre le esquivamos al fanatismo. Si hasta nos sacamos la camiseta del cuadrito cuando nos enteramos de las mafias del fútbol...
Sí, también padecemos ese tipo de anormalidades. ¡Giles! No tenemos pasta de tribuna, y de palco menos. ¿Vio? ¿Cómo le explico?
Nunca supimos gritar a coro.
Jamás nos sedujo la montonera.

Aparte crecimos.
Solos y juntos, decía Alfredo.
Ojalá, replicamos.
El Darno no estaría tan mal si lo supiera.

Aunque a veces no veo a mi generación tan desprovista ni hambrienta. Será cosa mía...
Mi generación muchas veces se olvida de mi generación. Esa –como decía José, y a veces pienso– ¿dónde está? ¿dónde quedó? Ommm. Catarsis.
El Parlamento también es un chupadero de gente.
Preparen a los antropólogos para cuando todo esto pase. Que pasará, y vendrán peores.
El Club del Clan sigue mandando. ¡Alerta!, grita la Falta, que no salió en carnaval.
Dos veces me invitaron a la logia, dos. No señor, yo soy de izquierda, respondí. Ah, no, si éramos tan coherentes...
La logia sigue mandando y mi generación, bien gracias.

¿Será este invierno que sigue aparentándose veranillo? Ay, Santa Rosa, que ese perro no nos muerda. (Vio que tenemos hasta los santos cambiados...).
Así fuimos: ni iglesia, ni fútbol, ni baile de los sábados, apenas alguna novia (pobre) segunda en orden de prioridades.
Y así quedamos, rezongones, idealistas, nostálgicos, ¿setentistas?

Ni siquiera anarquistas, canta La Renga.
Desocupados o malocupados.
Sin rumbo fijo, por suerte.
Sin una ayudita de los amigos, como coreaban los Beatles.
Silbando bajito (cuando nos sale), leyendo otras consignas en las paredes que eran nuestras, rumbeando por otra ciudad que no es la misma, sin haber querido arrimarnos a ninguno de los que hacen favores, con todo esto encima, y sin saber dónde mierda está internado el Darno.

González salpicón (Carnaval 2006)

En tiempos de Carnaval, "González" no podía estar ausente de la gran fiesta de Momo, precisamente por tratarse de un rey (o dios) ficticio, procreado hace décadas por el imaginario colectivo popular, casi igual que nuestra clase política. Por todo ello y mucho más, este es nuestro Salpicón 2006, pergeñado al margen del Teatro de Verano, y sin jurado. (Si gusta, ingénieselas para cantarla con la música de “Nos sobran los motivos“, de Joaquín Sabina).

Estos siglos de espera y desesperanza,
estos años de intentos y frustración,
esta vuelta de tuerca, esta contradanza,
este quiebre de la transa,
estos votos del amor.

Este octubre de festejen uruguayos,
este triunfo que tanta sangre costó,
esta apretada noche de los abrazos,
este primero de marzo
y el tiempo que le siguió.

No abuses de mi filiación,
no traiciones mi inspiración,
tan maltrecha y ajada que está pisada como un sapo.
Por las arrugas de mi honor
se filtra la desolación
y una bandera que me aprieta el cogote
como un trapo.

¡La tricolor,
la que en todas las esquinas levantamos!

Este cambio de acera de tus caderas,
este cruzar la calle sin avisar,
esta vuelta carnero
(¡carnero!, grita el coro)
de mi bandera
(¡cual retazo!, cantan los segundos)
aborto de una quimera,
caída de un antifaz.

Esta sonrisa de líder evangelista,
este dique de hijastro de barba azul,
este cambio de paso de un izquierdista,
de masón equilibrista
(¡librista!, corean los utileros)
que trocó milonga en blues.

No uses la desinformación,
no siembres desmovilización,
que el comité de base está vacío
y en la lucha.
(¿cómo hace?, interroga la platea)
Escuchá, ya suena su voz,
alta, bien alta, llega hasta el sol,
y se hace mierda a más de 15.000 grados,
nadie escucha.

Lo que te iba a decir,
¡qué tiempo perdido!, ay, la pucha.
(¡asamblea!, exige la tribuna)

Este legislativo que no legisla,
este nostálgico poder judicial,
este estado laico que se persigna
junto al opus dei en fila
y el corso ministerial.

Este cuartel abierto a concubinatos,
(¡pecado!, condenan los opusdeístas)
este artículo cuarto que no cayó,
este guiño que, oculto tras los harapos,
de la banda y de los bandos,
la impunidá aseguró.

No confiés en el batallón,
no abracés al que te arrastró
por la celda, el plantón, la picana,
la máquina de tortura.
No negocies una vez más,
no te olvides del club naval,
y aunque mucho te cueste
rumbeá pa’l lado de la cordura.

¡Que vivos los llevaron
y no aparecen sus sepulturas!

Esta lágrima de hombre de las cavernas,
(¡no sea nabo!, grita la oficial)
que la tierra orientala catapultó
desde el aljibe hasta la cuenca papera,
hijo de la tatucera,
al codiciado sillón.

Estos peludos que, sin peluquería,
con su roña ocuparon lo que él planteó,
hoy lo interpelan, le exigen, lo desafían,
le preguntan por qué evita
que pueda haber bella unión.

No me toques la ocupación,
no reniegues de esa pasión,
la que fue causa y lucha del bebe,
tu viejo compañero.
Estos tupamaros de hoy,
imperialistas, ¡qué los parió!
borraron con el codo
lo que escribieron con los fierros.

¡Toda la tierra para el que la trabaja
y deja el cuero!

Esta añeja ministra militarista
y aquel otro ministro neoliberal,
este tozudo arana antiecologista,
lepra, rossi, ay josé díaz

(quien lo desee, actualice con tourné)
que al pueblo mandó balear.

Estos presos políticos progresistas
que contra bush quisieron manifestar,
sin garrotes, sin chumbos, sin una pica,
ahogando su rebeldía
en plena cárcel central.
(¡sediciosos!, grita... alguien)

No me acuses de sedición,
no me encierres en tu prisión,
no te olvides que un día contigo,
hermano, hicieron lo mismo.

No fomentes la indignación,
no premiés al que me encerró,
mirá que siguen siendo
los mismos milicos del genocidio.

Y nosotros los que seguimos pidiendo
¡juicio y castigo!

(¡se escucha, se escucha,
arriba los que luchan!,
grita irma leites
mientras también la procesan,
y zabalza pinta un paredón)


Estos arrepentidos de su pasado
(¡stop!, ¡stop!
¡paren con el sensacionalismo!,
grita fasano desde el mostrador
de la pasiva tomándose un medio
y medio con eddie espert)
(¡no les hagan caso, compañeros!
¡sigan así, que van bien!,
replica desde la 36 eduardo rubio
abrazado a helios sarthou)


Habla el director:
está bien, muchachos, tienen razón,
esto se está haciendo más largo que la
lista de promesas incumplidas de Tabaré,
pero paren con el tironeo de uno y otro
lado, que no somos tupac amaru.
(¡tupamaaaaaros!, canta Fernández H.)

Resumamos:

Esta futura planta contaminante,
esta materia que el doctor olvidó,
este pit cnt que toma sedantes,
la dinama inoperante
y el pucho que se prohibió.

Este corte de rutas que no se acaba
y que a lescano hasta el sueño le quitó,
(¿qué sueño?, susurra bordaberry)
don mario benedetti haciendo la plancha,
galeano advirtiendo ¡guambia!
y el movitdes robinsón.

Este tratado con estados unidos,
que a alguna militancia desconcertó,
este futuro alca en nuestros dominios,
este síndrome de niños
con trompo nuevo y yo yo.

Estas tropas enviadas a los haitianos,
esta maniobra unitas, otro traspié,
este chifflet dignísimo y soberano,
esta entrega, este senado,
y la rosa de lorier.

Esta estatua del papa amenazadora
por siniestra, macabra, horrenda y fatal,
esta venganza de maría auxiliadora,
el pepe batlle que llora
con cotugno en festival.

Este banquete para garcía pintos,
este festejo para pablo millor,
este julio maría pegando brincos,
la alegría de jorgito
que pacheco ni pensó.

Estos ascensos a represores viejos,
serrón, guarino, erode ruiz y rolán,
dalmao, maglioca, sasso, fleitas, rivero,
los nombres que no sabemos
y los otros que vendrán.

Este plan de emergencia a paso ‘e babosa,
el nuevo ministerio que se inventó,
la línea de pobreza ensancha su fosa,
ya ni reclama otra cosa,
sabe que siempre perdió.

(¡déjense de inventar!,

aúlla la prima hermana de otro nuevo acomodado)

Este acuífero en el que afila sus garras
por las buenas o malas george doblevé,
este triunfo en el plebiscito del agua,
esta traición por la espalda,
este decreto antiley.

Las privatizaciones que se le suman,
que, tercerizaciones, mejor dirán,
las que ya están o esperan en afe, pluna,
en antel, ancap y alguna
otra que no escapará.

Este privilegiado juan lópez mena,
que en todas las campañas jugó el papel,
todo este monopolio de la naviera,
que tres puertos consiguiera
sin los mozos de cordel.

Los productores votaban a los blancos
pero eligieron darle oportunidad,
le confiaron sus votos al frente amplio
pero hoy andan a los saltos
con orden de ejecutar.

Algo muy parecido le pasó a fucvam
desde que se extravió el fondo nacional,
el cooperativismo ya no se usa,
está mal visto, se rehúsa
en un estado liberal.

Aún recuerdo cuando manifestaron
al máximo balneario y batlle prohibió
su ingreso al país extranjerizado,
y el gremio que cortó el paso
fue el que este año marchó.

(¡vamo’ la policía!, azuza rivero desde
su nuevo cargo de presidente de la
junta asesora de servicios policiales)


Mas, como las mujeres están primero,
hoy vamos a dejarlas para el final,
como hará el presidente si el parlamento
les vota sin ningún pero
la ley que deja abortar.

Ahora tenemos otra para el rosario,
y esta tiene que ver con la secta moon,
parece que gonzalo, ese secretario,
resultó ser abogado
del reverendo y su troupe.

En tanto, en los hospitales del estado
la bronca va creciendo y ni gasa hay,
los enfermeros luchan por su salario,
por lo que falta al usuario,
y si ambos se juntan ¡guay!

Pero si la encaramos por la enseñanza,
veremos que la cosa no va mejor,
con estas cifras del presupuesto en danza,
que para brovetto alcanzan
porque él ya se recibió.

Ay, bonomi, supongo ya habrás pensado
cómo reestatizar la jubilación,
porque si eso votaste hace varios años
pienso no te has olvidado,
¿o acaso se te olvidó?

De la generación de empleo no te hablo,
soy conciente de que es un asunto lento,
por eso te propongo, y no me lo cayo,
rentale a los sin trabajo
un ómnibus pa’ fray bentos.

Con unos pocos pesos arreglás todo,
no precisás hablar al mago de oz,
sólo tendrás que trabajar codo a codo,
entre dioxinas y moho,
con maría julia muñoz.

Qué vamos a decir de astori y su gente
que no esté escrito en algún baño rural,
si junto a lepra han sido los más coherentes
en esta patria obsecuente,
¿quién se asombra?, es lo que hay.

Con arana y gargano pasa lo mismo,
ya la cosa no da ni pa' enojarsé,
mariano sigue disperso con su lirismo
y reinaldo es, ya se sabe,
el último en enterarsé.

Cerramos el recuento con víctor rossi,
bien, con esto el recuento ya llega al fin,
sólo unas palabras de vázquez, no, si,
difícil rimar con ossi,
más que él con fmi.

Por suerte apenas sólo somos tres palos
de gente adentro de este país del sur,
que en el exilio queden los exiliados,
pa’ no ver desde el tablado
el raje del mercosur.

Cuando en lugar de hola digamos jélou,
cuando digamos bái en lugar de adiós,
cuando te vayas con tu bonito pélou,
con bush, en ese crucero,
de cónsul en washingtón.

Mientras chávez enfrenta a los imperiales,
mientras fidel y el pueblo cumplen su rol,
mientras bolivia espera que evo morales,
y chiapas, subcomandante,
por una patria mejor.

No esperes mi claudicación,
no te sientas mi amo y señor,
lo dijo artigas,
somos ingobernables los orientales.
No traiciones a mi nación,
no me rompas el corazón,
nunca te olvides
que todas las cuentas son cobrables.

No me engañes con tu candor,
no desates mi indignación,
que en muchos años
de gobiernos sumisos fuimos curtidos.
No te creas mi redentor,
no negocies con el traidor,
que la razón y fuerza están con nosotros,
no contigo.

Para gritar, con dios (momo)
¡a todos nos sobran los motivos!

jueves, 10 de enero de 2008

El sueño explícito

“Para mí, la utopía no es una construcción ideal; está estrechamente ligada a la noción de acción, de transformación, de novedad, de lo concreto. No se trata para nada de una ficción”.
Betinho.


El sueño alcanzable.
El que cuesta más resolución que sacrificio.
El que da gusto parir.
El que no está en el horizonte sino a nuestros pies.
El cotidiano ineludible.
El peligroso.
Para ese sueño te invito.

El de las vísceras.
El que se puede respirar, palpar, oler, amar, escupir.
El que tiene más rendijas que nuestro techo y más fisuras que nuestro hígado.
El que se duele y sana.
El que no nos promueve en superhombres, el común, el liso y llano.
El que no existe sin nosotros.
El sueño vital, sin el que no podemos seguir vivos.
El que nos cierra la garganta para abrirla en nuevos cantos.
El impostergable.
El que tiene por espejo nuestro rostro.
El que se puede abrazar, leer, morder, alimentar.
El que come de nuestra mano pero no nos obedece.
El rebelado revelado.
El propio y el ajeno.
Para ese sueño.

El impasivo.

El habitual.
El que nos moja la oreja.
El que jode llevarlo puesto.
El que más jode cuando lo perdemos.
Ese chiquito como un crío.
Amamantable y sediento.
Insaciable y comprensivo.
El que se sienta a esperarnos.
El que jamás se cansa.
El que no anima la fiesta ni recibe regalos, pero la hace posible.
El que no cobra interés.
El pobre diablo y pobre dios.
El resurrecto insurrecto.
El que se yergue común.
Para ese y no otro.
El calentón apacible.
El que a diario nos confronta.
El que no se salva solo.
El utilitario como una olla.
El que nos hierve.
El no iluso al uso.
Ese que sabe cuando no estamos para él y se va callado.
Ese que vuelve por él.
El que perdimos en la práctica de la teoría. En la mala praxis de un traidor a sueldo, de escritorio o barrio.
El que no se degrada, recicla ni elimina por los poros.
El que se absorbe y no se hereda ni traspasa.
El que sólo se descubre, y sino no es.
El que gotea en la noche y no te deja dormir.
El que se anuncia en señales de humo y goma quemada.
El que te acusa de otro.
El que te advierte.
Para ese sueño nomás.
Salí por él. Despacio, que se espanta.
Llamalo sin palabras. No las usa. Ya son muchas.
Escuchá su voz, en vos.
Luego, no hay marcha atrás.
Dejarás de pertenecerte y de pertenecer.

Los amos del mundo procurarán quebrarte con bienes o con balas.
Los cobardes intentarán seducirte en pos de ésos sus amos.
Tu más piadoso amigo cobrará treinta dinares a cambio de tu paradero.
Excomulgarán tu nombre en las iglesias que los poderosos poseen en cada pueblo.
Te expulsarán de parlamentos y casas de gobierno.
Te negarán tres veces y quince y cien y mil antes que el gallo cante, que cantará por vos.
No existirán coartadas para tus no crímenes, pero sí juzgados que los condenen como tales en juicio oral, público y orgiástico.
La masonería insistirá sólo una vez, por si acaso un nuevo líder si incondicional.
Los soldados seguirán tus huellas, pero nunca serán tan astutos como para encontrarte.
Los arrepentidos buscarán que te arrepientas.
La televisión ortiba, sumisa y obsecuente te escrachará en imágenes de frente y de perfil.
El jefe de policía coordinará tu captura con el juez y la interpol.
El Departamento de Estado no, el Departamento de Estado proseguirá justificando cada invasión.
Y entonces habrá que huir hasta que aclare.
Si es por mar y en un buque de guerra te cercará la UNITAS imperioprogresista.
Si es por tierra y en un tren militar, cosa extraña, posiblemente AFE resuelva confiscarlo y luego lo privatice.
Si es por avión, ídem Brasil.
Mejor será de a pie y al descampado, a lo guacho y solo, hasta que encuentres a quien debés encontrar.
No desconfíes.
Los reos del sistema siempre se encuentran y confabulan muy peligrosamente a por la tierra-patria (com)prometida.
Y desde allí comenzará todo de nuevo.
Nuevas soledades y persecuciones.
Escondites, amaneceres por venir y provocar.
Y otros que breguen por el sueño alcanzable.
El que cuesta más resolución que sacrificio.

El que da gusto parir.
El que no está en el horizonte sino a nuestros pies.
El cotidiano ineludible.
El peligroso.
El de las vísceras.
El que se puede respirar, palpar, oler, amar y escupir.
El que tiene más rendijas que nuestro techo y más fisuras que nuestro hígado.
El que se duele y sana.
El que no nos promueve en superhombres, el común, el liso y llano.
El que no existe sin nosotros.
El sueño vital, sin el que no podemos seguir vivos.
El que nos cierra la garganta para abrirla en nuevos cantos.
El impostergable.
El que tiene por espejo nuestro rostro.
El que se puede abrazar, leer, morder, alimentar.
El que come de nuestra mano pero no nos obedece.
El rebelado revelado.
El propio y el ajeno.
El impasivo.
El habitual.
El que nos moja la oreja.
El que jode llevarlo puesto.
El que más jode cuando lo perdemos.
Ese chiquito como un crío.
Amamantable y comprensivo.
El que se sienta a esperarnos.
El que jamás se cansa.
El que no anima la fiesta ni recibe regalos, pero la hace posible.
El que no cobra interés.
El pobre diablo y pobre dios.
El resurrecto insurrecto.
El que se yergue común.
El calentón apacible.
El que a diario nos confronta.
El que no se salva solo.
El utilitario como una olla.
El que nos hierve.
El no iluso al uso.
Ese que sabe cuando no estamos para él y se va callado.
Ese que vuelve por él.
Aunque nada de esto es seguro, claro...

Cicatrices en el barro

“Los lastimados son peligrosos,
porque saben que pueden sobrevivir”.
(de la película “Una vez en la vida”).


Por esta calle pasó el Quijote hacia el exilio literario e ideológico. Por aquí anduvieron los últimos desterrados de la luna. Aquí empezó la sombra del ibirapitá.
En este sitio quedaron truncas las últimas estrofas del Estadio de Santiago. Por estas calles bailaron los derrotados una vez. Aquí Rivera fue el primer asesino institucional. Aquí murió la flor.
En esta sombra fusilaron al poeta antifranquista cuando la luz no asomaba. En estos muros quedó la suerte echada, dos metros bajo tierra. Aquí crecieron los insultos a la vida. Aquí empezaron las desapariciones.
Por este cielo de tierra encapotada sobrevolaron los aviones enemigos. En estos surcos abiertos nacieron el hambre y la indigestión. Aquí dividieron los panes. Aquí dijeron de la imaginación.
Por estos barrios comenzaron el adiós definitivo, el último apague la luz y vivos los queremos. En este charco halló su muerte el horizonte alcanzable. La belleza aquí abortó en una escuela boliviana, fosa común.
En este pecho nos empezaron a encerrar la bronca. Aquí lo flaco se hizo menos, y lo gordo reventó. De aquí crecieron los barrotes hasta atravesar las nubes y hacer llover sin oficiales registros pluviométricos. Aquí clonaron la desesperación.
De aquí partió Carlitos a romperse la sonrisa con las hélices. En este templo se quedó Romero sin su amén. Aquí los antropófagos viven en Carrasco, con diet cola light y sin colesterol.
En estas horas se amasaron las fugas a medianoche. Aquí Neruda escribió la angustia y la vergüenza en Isla Negra. De aquí salieron los incendiarios a quemar las bibliotecas y los bibliotecarios, los libros enterrados y sus enterradores. Aquí pecamos de viveza criolla y de garra charrúa. Aquí el espejo nos miró.
En este cerco Guyunusa fue arrancada de los suyos y exhibida a los turistas. Aquí hubo un Salsipuedes. Aquí estuvo un sí podré. Aquí la libertad tuvo principios y finales. Aquí soñó el ahora con un en tanto y con un después.
Aquí temblaron los naranjos cuando Víctor rompió la rosca de la cordura. Aquí Alfonsina encontró el mar. Por estos ciegos Chaplin quebró el bastón.
Aquí Obdulio se fue al reino de los cielos sin pelota. Aquí dios marró un penal. Aquí festejamos todos desde el cincuenta hasta el setenta y tres.
En este piano John Lennon se imaginó seis balas. En esta tela Van Gogh se mutiló el rencor. Aquí la culpa comenzó a tener sentido. Aquí nacimos de un pecado demasiado original. Aquí supimos que el amor se paga.
Aquí creció la patria desde la Agraciada. En este suelo una emboscada acorraló a Sandino y otra autoemboscada a los sandinistas. Aquí cayó un Zapata, que parió un Marcos. Aquí anduvimos y andamos sublevando montes y veredas. Aquí se armaron las mil certezas en Girón.
Aquí supimos demasiado. O no supimos. Aquí Sendic se organizó. En este escombro yace hoy toda la gloria de occidente. Aquí un bendito se cagó en nosotros. Aquí la foto se veló.
Por estos huesos resistió toda una tierra ingobernable. De aquí marcharon enfilados los expulsados del confort. De aquí partieron desahuciados los inquilinos del barrio patrimonial.
Aquí pelamos los cables en el agua. En esta guerra -que no hubo- nos vencieron la biblia y el calefón. Aquí nos arruinaron la fiesta con el catecismo y la deuda externa. Aquí Robinson se aisló.
Por el aquí matamos y morimos con distinta impunidad. Aquí canonizaron la frivolidad y el consumismo. De estos huecos de palabras se alimentó la poesía. Aquí el rengo cantó y el mudo caminó. Aquí se entreveraron los papeles.
Fue aquí que el cordero devoró al lobo. Aquí que Gandhi quiso morir en paz. Aquí que Luther King le fue en la zaga, racial. Aquí que Malcolm X. Aquí Camilo, Mugica, Líber Arce y Susana Pintos. Por estas hambres aprendimos a robar. Por estas sangres aprendimos a matar.
En la cara de estos tristes desató su carcajada la soberbia. En estos niños un teniente, un general y un cabo desagotaron su sexo. Aquí la URSS perdió por goleada (y robo sic) y nos dejó a todos en orsái. Aquí la China se hizo ex comunista y Sendic hijo directivo de Ancap.
Aquí Edith Piaf se fue a volar con los gorriones antinazis. Aquí Chabuca sudamericanizó el vals. Aquí el Choncho se pintó la cara y quedó afuera del tablado de la vida. Aquí Mateo no limosneó a la muerte ni un día más. Aquí Alfredo comenzó a tomar. Aquí Violeta abrió su vientre para parir todas las artes.
En este sitio inventaron la intemperie, el invierno y los niños de la calle. Por este lugar nacieron la pasta base y los narcos influyentes. De aquí partió Bolívar a liberar liberar. En esta boca abierta volcó el yanqui su inmundicia. De aquí partimos todos una vez para ganar. Aquí perdimos hasta la teoría, pero ganamos la mala praxis. En este encierro en celo aprendimos a aguantar.
Aquí no hubo bandera sin su puño. Aquí encendimos todos los por qué. Aquí sociabilizamos la ternura con dureza. Aquí nos rebelamos contra el fraude. Aquí aprendimos que se puede sobrevivir, si acaso, un carpe diem.
Respétenos señor.
Respétenos la piel el mismo sol. Respétenos la sed el ojo de agua. Cuídese de nuestra ira el que anda ileso. Cuídese de nuestra derrota el que venció.
No nos toquen una sola hectárea más. No nos pinchen una sola vena más. No nos criminalicen una sola idea más. Que aquí quedamos todos los lastimados vivos. Que aquí estamos todos los que volvimos por nosotros. Enteros, si unimos cada parte.
Respétenos señor.
Que nuestra sangre no se vuelve a negociar. Que aquí seguimos los reivindicadores de nuestra dignidad. Que aquí estamos los hacedores del pasado, del presente y del futuro. Que aquí los brazos están solos pero juntos. Que aquí no hay nada más que hablar.
No se vaya a equivocar.
No subestime.
Respétenos señor.
Que aquí, aunque apenas un solo diente de raíz expuesta le va a morder el rastro hasta alcanzarlo. Que aquí, aunque parientes del olvido, sabremos recordarle sobre nuestra existencia. Nosotros, los de la raíz expuesta, los descalificables radicales con dientes de morder.
Aquí estamos los lastimados del sistema.
Aquí los presos de la libertad condicional.
Aquí los sucios de la muerte inmaculada.
Aquí los nietos de los padres de los padres.
Aquí los cientos de los miles de los miles.
Aquí los tuertos de la vista panorámica.
Aquí los quietos del temblor preestablecido.
Aquí los punibles de la no pretendida caducidad de nuestra debida desobediencia civil y militar.
Aquí los nadies, clandestinos y legales.
Aquí los parias de las leyes contra el hombre.
Respétenos el asco.
Respétenos el amor sin término. Respétenos el dolor sin límite. Respétenos la adhesión y la discrepancia. La militancia sin envase. La solidaridad sin condiciones con todos los ninguneados del planeta entero, con los que no son tapa, ni almuerzo de trabajo, ni cumbre entreguista, ni vergüenza propia, ni marqueting de laboratorio, ni oferta for export, ni encuesta, ni estadística, ni patota de estadio, ni murga obsecuente ahora.
Y piense que lloramos. En público. Con bronca. Y no moqueamos. Lloramos en serio. Hasta todo el planeta inundado por el nuevo diluvio existencial continental.
Respétenos señor, una vez más. O de una vez por todas. O por primera vez, si no lo hizo antes.
Respétenos. Respétese.
Reduzca la pena, cambie la carátula, excúsenos con la mejor artimaña que se le ocurra. Eso es al margen.
Use sus digitadas armas leguleyas, sus estrategias constitucionales, sus decretos a fórceps.
Vétenos.
Bótenos fuera.
Convoque sus ejércitos de poder independiente, vengativo, revanchista, matón, impune.
Llame a sus iguales.
No los busque por aquí.
Consulte a su Inteligencia personal y traicionera.
No pida datos aquí. No suplique nuestra ayuda. No comprometa, por favor. Y haga lo que mejor le plazca, pero en otro lado. Que su placer no es el nuestro, ni el nuestro el suyo.
Respétenos.
Respétese.
Porque aquí nadie hizo nada por nada. Y ya todos conocemos lo que no hay que volver a escribir con la misma tinta, pero que sí hay que volver a escribir.
Respétenos la vida, el timbre, el teléfono, las alpargatas, el pan, los crisantemos, las manifestaciones, el silencio y la palabra.
Y avise antes.
Por las dudas.

miércoles, 9 de enero de 2008

Recibimos y compartimos: Carta de Miguel Ángel Olivera

El escritor y ex preso político uruguayo Miguel Ángel Olivera colaboró con nuestra revista desde la primera edición, solidariamente, como lo han hecho todos nuestros colaboradores, ya que -en el caso de que sus trabajos tuvieran “precio”- tampoco tendríamos nosotros cómo pagarlos. Bueno, la cuestión es que tampoco las relaciones humanas deben tercerizarse. Por no tener ello en cuenta, fue que nunca le llegaron nuestras revistas al compañero Miguel Ángel Olivera (alias “El Cristo”), razón por la cual le enviamos personalmente un paquete a su nombre con los primeros diez ejemplares. Lo que queremos ahora es compartir con nuestros lectores la comprometedora-elogiosa opinión de Miguel sobre el contenido de nuestro ex mensuario. Vayan dedicados estos conceptos -muy especialmente- a todos cuantos nos siguen considerando “traidores” a nuestra irrenunciable izquierda uruguaya. Todavía tenemos tiempo de defenderla. Y lo estamos haciendo.

Salú Fredy, recibí el paquete con las 10 revistas. Te agradezco. Pocas veces se tiene este casual privilegio de contemplar una globalidad, un cúmulo, un “paquete” de 10 números juntos de una publicación periódica y poder valorarla su resultado como “producto anual”, digamos...
Haberla leído ejemplar por ejemplar, mes a mes, quizás no hubiese tenido este efecto que me causó poder apreciarla en su peso, su volumen, su contenido, su alcance...
Y no hablo del peso en papel, del tamaño físico, del espacio que ocupa su formato... hablo de su filo, de su calibre, de su en/verga/dura, de su profundo alcance de pene/tración en las cabecitas analíticas... que tanto necesitan -necesitamos- de insumos ideológicos para elaborar, para convencerse y con/vencer, para decidirse y plantarse en el mundo más armados que antes...
Quiero decir que entiendo que la “González” es una revista con güevos... una public/acción fálica, una cojuda contribución a la reflexión, al debate, a la acción efectiva de las ideas... y no de cualquier idea, sino de las ideas correctas, las que mojan, desafían, forman, foguean...
(y que me perdonen l@s feministas y l@s defensores del enfoque de género... pero es que la “González” le zafa al brete de las publicaciones “mariconas”, las “aydemí”, las cuidaditas, las neutras... y que conste que sólo soy “homofóbico” en materia de ideas y de expresiones, no en la vida que duele...).
Rechazo las cancioncitas vanas y banales, los libritos “correctos”, las estéticas rebuscaditas y posmodernosas, las voces chiquititas que no joden a nadie...
La “González” jode -y está bien que joda- toca, pincha, golpea, sacude... pega y vuelve a pegar, como debe ser...
Ver los diez números es como ver a un púgil a lo largo de su pelea a 10 rounds... se le puede estudiar todos sus movimientos y sus posibilidades, evaluar su condición para futuras peleas por títulos y palmarés, que seguro vendrán, y serán de más largo aliento, de 12 rounds y más, y varias veces, donde el aire y el punch deberán redoblarse, y las piernas y el cross deberán ser de fierro... Porque todo cinturón con laureles exige tal cosa...!!
Y la “González” pinta para eso...
Y la veremos lidiar, y ganar -tanto y más que ahora- y le estaremos dando nuestro apoyo no desde el cómodo sitio del ring side con una rubia en la falda -ese lugar tan cercano al ring pero tan ajeno a la vez- sino desde su propio rincón, arremangados y esponja en mano, enjugando sudor y restañando heridas para continuar el combate...
No sólo hinchas gritando, sino colaboradores apoyando la gesta del gladiador... Como debe ser...
(Publicación valiente, la “González”, de las pocas que hay, fuera de los mandaderos alcahuetones del periodismo “light”, a la uruguaya, ese que aplaude cuando cae Lanata por un golpe bajo, y le cuentan los 10 segundos a coro con el árbitro yuto, y vivan el OUT!! ordenado por los patrones de la maffia, y se quedan calladitos después, cómplices, respirando aliviaditos, porque “por suerte ahora ya no hay pesos pesados que comprometan a más a este pugilismo oriental”,... boxeo de cuarta, con la sola y liviana y triste categoría de “peso gallina”...(!!)
Hay un San Dogomar que nos está mirando -a todos los púgiles de las letras- y se lamenta de que haya tan pocas oportunidades de decir: “valiente, el uruguayo...!!” salvo en el caso de la “González” y algunas pocas publicaciones más...).
Así la veo, Fredy, a esta patriada “González”, periodismo candente, voz de los muchos, menú casi indigesto para estómagos delicaditos, esos que no son hijos del rigor sino de los permisos, no padres de la verdad rigurosa sino papitos del entretenimiento del lector -o peor: del entretenimiento de la militancia (!!), lectores conductistas de lo que les dejan leer esos periodistas que escriben lo que les dejan escribir, o peor, lo que les dicen que escriban...
A los falsos profetas mediáticos y a sus discursos fatuos se les combate así, a pura conceptualidad contundente... con periodismo lúcido e iluminador...
Salú y Larga Vida a la “González”...!!
Miguel Ángel Olivera

Agítese antes de usar

“Todo está cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia.
La memoria apunta hasta matar
a los pueblos que la callan
y no la dejan volar
libre como el viento”.
León Gieco.


Primero fue la luz. Pero antes fue la oscuridad. Y antes de la oscuridad y de la luz fue el miedo y la incertidumbre. Nomás cosa repetida. Así hemos estado desde entonces. Construyendo luz y oscuridad. Trabajando por la una o por la otra. Tomando partido. Cada quien lo suyo. Procreando mitos, supersticiones y fanatismos. Pariendo libertad, amor y solidaridad. Enfrentándonos y renaciéndonos sin ave fénix. Desde cenizas propias o ajenas. Confabulando dioses y dogmas. Fabulando historias de herejías y traiciones. A pleno empeño, levantamos y volteamos imperios y conceptos. Nos equivocamos y recomenzamos. Nos mataron y matamos. Pero el Hombre, ese defecto de la virtud, siguió intacto pese a todo. Inédito, fundacional, hidalgo, valiente, cobarde y mortal. Aprendiendo, hizo del pozo de agua un bien común. Lo construyó, lo repartió o se lo robaron. El Hombre siguió creciendo del agua que lo creó. Atrapó el viento y lo convirtió en harina. Alzó la idea y sustentó su obra. Le puso piel, y fue la suya. Le agregó la palabra y fue invencible. Sembró la palabra, que fue agua y harina, y creció en el pan que alimentó la lucha. Después cantó. Y descansó un día, que no fue el séptimo.
Primero fue el grito. Pero antes fue el silencio. Y antes del antes fue el reino de la oscuridad que imperó antes de la luz, cuando el Hombre gritó por primera vez. Reverenció cuando malentendió su pequeña estatura. Maldijo por lo mismo. Quedó paralizado frente a su propia inmensidad, que puso afuera. Confundió amigos y enemigos. Enloqueció ante sí. Renegó de la cordura que puso cada color en su lugar. Enfureció contra el paisaje. Se odió y gritó por segunda vez, la vez que fue escuchado. Y se creyó el centro del universo. Dios y dogma él. Altísimo, purísimo y uniquísimo. Sintió el deber-derecho de imponer su razón a los demás. Peleó por conquistar. Mató y lo mataron. Siguió peleando hasta hoy. Siguió colonizando. No logró alcanzar las uvas y asesinó al sol. Se comparó con todo lo demás. Se dolió, lloró, sufrió la soledad. Y gritó una tercera vez pidiendo ayuda. Se tornó comunidad. Desafiló sus garras. Destrozó toda su obra. Y volvió a crear desde la nada, sabiendo ya que la nada no existe en tanto él no la construya, destruyendo. Y descansó un día, junto a los suyos, renaciendo juntos.
Primero fue la guerra. Pero antes de la guerra fue la paz. Y antes de la paz y de la guerra, que sucedió al silencio, al grito, a la oscuridad y a la luz, fue la ambición. El Hombre desaprendió tantas veces como fue parido. Y sigue desaprendiendo hoy. Sus dioses ya no son el trueno y el rayo. Son todavía menos intangibles que la tan simple naturaleza, y mucho menos pródigos. El Hombre no los puede tocar, aunque los nombre. Y al no tocarlos, perdió el sentido del tacto. Y al no tenerlos, quedó ciego. Y de tanto nombrarlos, quedó mudo. Y de tanto gritarlos, quedó sordo. Y de tanto correr tras ellos, perdió el rumbo y el olfato. Y de tanto no alcanzarlos, negó ante sí el gusto de poseerlos. Pero sin sentidos el Hombre siguió. Y cayó muerto. Y otros Hombres que lo vieron comenzaron a entender por dónde no va la vida. Y entonces renacieron. Y un día, que todavía no es, fueron el Hombre nuevo que con sangre en La Higuera quedó sembrado para alguna vez.
Ladrillo por ladrillo y sangre por sangre, el Hombre se fue haciendo a sí mismo y procreando la especie que debe ser mejor mañana. Así lo dicta la evolución desde las cavernas hasta la involución de los edificios. Lo marca el paso del Tiempo, de ese mismo Tiempo que pasa sin quedársele, sin adherírsele, casi sin reconocerlo. Como si el Tiempo no hubiera sido creado por él mismo para habitarlo y crecer en él. Y conociendo la ingratitud del Tiempo, el Hombre creó la Historia. Y la dejó ahí. Escribió libros, relató hechos, y los dejó ahí. Levantó bibliotecas, construyó museos, fundó universidades, foros, cátedras, emblemas, símbolos, ideologías, fronteras, y los dejó. Entonces la Historia y el Tiempo, mucho más sabios que el Hombre que los creó, forjaron la Memoria. En ella estamos todos, pero vivimos como si no lo supiéramos. Va en ella nuestra acción y nuestra abstención, esa otra forma de acción. En ella está retratado nuestro asombro ante la luz, nuestra incertidumbre y nuestro miedo ante la oscuridad, nuestro silencio y nuestro grito, individual y colectivo, nuestro dolor, nuestra alegría, nuestro llanto, nuestras conquistas y nuestra soledad. En fin, toda nuestra obra, nuestro Tiempo y nuestra Historia. No la busquen en los centros de enseñanza. No está en los templos ni en las enciclopedias ni en los cementerios. No es tan frágil para vivir entre cuatro paredes o dos tapas de cartón prensado o muy falsos informes oficiales. Viene ahí. Está en la calle, en las paredes, en vos y en mí. Está en el Hombre que la negó más de tres veces y no sólo se llamó Pedro. Acompaña los escraches, llega junto a los reclamos populares más legítimos. Sufre el frío de tu olvido, pero vive a la intemperie y sin más trapos. Se rebela en cada ley de impunidad, en cada pacto de los engañadores y apaciguadores. Está en tu futuro y en el mío, para que la muerte no sea del todo cierta. Y no murió siempre que la matamos.
Primero fue la Memoria, lo sigue siendo, hija del Hombre, del Tiempo y de la Historia. Todo lo demás vino después: el trueno, el rayo, el agua, el viento, la palabra, el dogma, la furia, el miedo, el sol, la lucha, los sentidos, las ganas de libertad, las guerras y las guerrillas, las muertes, las desapariciones y las mentiras. No te asocies con ella, que tiene agallas. No vayas por su ayuda, que sólo te compromete. No busques su compañía, que la tienen marcada, fichada, maldecida. No intentes descifrarla, que es materia prohibida. No trates de ocultarte, que te conoce de memoria. No te inclines a su juicio, que es impiadosa. No le preguntes nada, que te lo dice todo. Ella puede vivir sin nosotros, pero nosotros no podemos sobrevivir sin ella. Dejala ahí. No indagues. No la busques. Que se te pasa el informativo de la tarde.

Colores alterados

“Porque ese cielo azul
que todos vemos
ni es cielo, ni es azul”.
Homero Expósito.


Lo que quedó de la sangre arrebolada, del furor, del rubor de tus mejillas, de la revolución de octubre, de la rosa suicida por su propia espina, no es más que polvo de ladrillo. Rojo como la sangre, el furor, la rosa, tus mejillas, la revolución. Inocuo polvo volcánico barrido bajo la alfombra roja y protocolar de una escenografía de televisión. Rojo ceibo trucado en photoshop. Churrinche rojo, agonizante en las suburbanías de la más roja venganza. Diluída pintura de un paisaje en llamas, comida por la humedad. Polvo semen cemento de ladrillo. Todos contra la pared. La boca abierta. La roja lengua sedienta, curtida y sin coartada de un nuevo tiempo al pedo. Será que había que hablar un poco menos, nada más.


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Allá, muy en el fondo, él sabía que moriría sin honor ni gloria. Pero arremetió con fuerza contra todos sus miedos propios y ajenos, se mandó de un trago cada uno de los domingos por venir, quemó todas las naves de su pasado y salió a la calle, sin fotos ni recuerdos. Nadie había donde había que haber. Ya lo sabía de antes. Siempre es mejor perder bien que ganar mal. No predijo. No maldijo. Tragó saliva, mordió la bronca. Para algo nacemos, se susurró. Y empezó a rodar en una muerte tan anónima como el rostro eventual de su enemigo. Sin heroismo. Sin pena. Amaneció en la crónica roja de un mundo que era a través de él, como debía haber sido antes de la emboscada.

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Uno al lado del otro, como cada día, temblando ambos. Nostalgiando separados, cada uno. El amor hace diez años era otra cosa. Los silencios eran palabras. Las palabras ya no tenían sentido a la hora de callar. Una antorcha de tristeza iluminó toda la casa. La escasa. La no planeada. La devenida. La malvenida. Cayó la luna roja. Llegaron las visitas. Sólo encontraron las piezas esparcidas de un muñeco a cuerda.

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El puño en alto y la calle nuestra, las piedras en la mano, el humo de la pólvora, la libertad por todos. La flaca suerte de la mala guerra necesaria. Los caballos. El golpe por sorpresa. El mundo ancho y ajeno. Los gases. El francés mayo uruguayo. Las cosas por su nombre. La niña roja en la mira del francotirador. La mesa familiar. El mutismo cómplice. La mira de su padre apuntando a la mesa. Los platos sucios.

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Cuando chicos, éramos todos pobres. Pero pobres parejo. Vivíamos pobres y comíamos pobres. Pero comíamos y vivíamos. Una pobreza digna. Todos sabíamos lo que podía ser y lo que no. Era un tiempo de aprender para mañana. De lápices fáber, de papel garbanzo, de crayolas rojas. De un mundo por llegar. Que llegaría. Pelota y catecismo mientras tanto. De padres laburantes. De aguja de coser, de remendar. Cuidar la última túnica. La ilusión. La linda de la clase, que nunca nos dio bola. Los sábados de super acción. Domingos aburridos. Lunes de trampa para faltar a clase. Y los cuadernos más íntimos y escondidos donde nos contábamos historias de vidas ajenas que ya dejaban de serlo.

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¿Por qué habrán perdido sentido las palabras rojas, volumen, peso, razón? ¿Cuándo fue? ¿En qué tango o rock mal parido a desgano? ¿En qué despilfarro lunfardo o académico? ¿Con qué mala intención o insanía? ¿En qué bardo, barro, bando?¿Quién las trampeó a favor de quién? ¿Dónde las escondieron para ahora? ¿Cómo te explico sin su auxilio? ¿Cómo te defiendo sin su nombre? ¿Cómo te encuentro sin su rastro? ¿Cómo te hablo sin embaucarte, sin engañarte, sin saber cómo decirte lo que quiero que entiendas? ¿En qué renglón contranatura las encuentro? ¿En qué biblioteca o prostíbulo? ¿A quién se las reclamo? ¿Quién tiene la culpa? ¿Quién se pasea impune sin todas ellas para asegurar su impunidad? ¿Quién dice conveniencia donde dije beneficio? ¿Limosna donde dije derecho? ¿Quién habla de menos?

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Vivimos la incomunicación en plena era de la comunicación. Antón pirulero. Cada cual que atienda su juego. Somos individuales, corporativos. Ya no somos cuando éramos. Y el que no, una prenda tendrá. Y el que no, será traidor a nuestra nueva formúla de desvivir. De incooperar. Antón, Antón, Antón. Y el indisciplinado que no, será expulsado de la nueva ideosincrasia. Nuevo slogan vivendi. Neoideología trucha. Será desterrado, extraditado, comido por los piojos rojos del pasado que pasó sin ojos en la nuca. Culpable de lesa inhumanidad. Quedará aislado, exiliado, apartado, solo. Como todos nosotros.

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La vida era nuestra, pero no. La vida es del marqueting. La tierra era nuestra, pero no. La tierra es de quien pueda comprarla. El agua era nuestra, pero no. Pero no. El gobierno era nuestro, pero no. El gobierno es de quien mejor sepa relacionarse con el mundo exterior. La patria era nuestra, pero no. La patria es de quien se nos ordene que sea. El agua era nuestra, pero no. Pero no. Lo teníamos bien claro. Un rojo claro. Sabíamos dónde ir y cómo llegar. Conocíamos los porqué de los efectos de las causas. En fin. La incertidumbre y el desconcierto no eran nuestros, pero sí.

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Los hombres y las mujeres de esta tierra celeste crecieron rojos para alertarnos del futuro gris. Entre tantos colores, eligieron el rojo de la pasión y la furia. Tinta roja en el gris de un ayer aguerrido. De jugarse la última y la primera. La sangre común. Las epopeyas. Foto velada. Vana inmolación en esta hoy roja hoguera de ideas quemadas, negociadas, asesinadas, adversas. Luz roja alerta sobre el presente irresponsable. Luz roja de aún estamos a tiempo, pero si es ya. Roja luz de último aviso si acaso nos permiten. Abras(z)adora luz roja, azul y blanca, la aquella nuestra, la secuestrada y violada en las urnas.

Confabulando KARAOKES

Desde que dirigía el mensuario "La Colonieta" -en Colonia (y en todo el mundo)- me divertía mucho cambiar las letras de las canciones, adaptarlas a temáticas de actualidad, reformularlas, subliminarles una nueva intención, una nueva dirección, un nuevo destino, seguramente parodiando-emulando el oficio de los letristas de murga, que toman canciones prestadas para expresar otras cosas sobre el escenario, generalmente críticas. Con el mensuario "González" a veces me pasó lo mismo, aunque ya el aspecto lúdico de la presunta creación no era el mismo. Tenía una mayor distribución que aquella primera publicación propia, lo cual redundaba (mal) en considerar que ya no era "socialmente correcto" tomar para la chacota algunas cuestiones. Sin duda consideraba mal, y por eso reincidí más de una vez en aquel primigenio ejercicio de componer letras de canciones modificando los textos originales de las mismas. No sé por qué, un día se me pasó por la cabeza que esas neocanciones venía bien que fueran cantadas y dadas a conocer con su ritmo y melodía original más allá del papel. No sé por qué, un día se me ocurrió que todo esto bien podía convertirse en una suerte de karaoke (esa nueva inapetencia musical nacida pocos años atrás) para ser irradiado en el programa "Sosteniendo la pared" (por más detalles, ver en los enlaces "recomendados" de la izquierda -de la izquierda de la página, por supuesto-). Así me lo propuse, y me dispuse instalar en la computadora uno de esos programas de karaokes (los que tienes las letritas abajo). Pero, claro, desde hace bastante tiempo que no puedo cantar más que alguna chamarrita en re mayor, la que incluso por momentos se me pela pa'l re # mayor, pa'l mi mayor, o para cualquier otra distancia mayor (también) dentro (y hasta fuera ¿?) del pentagrama, casi casi como les ocurre a la gran mayoría de los popularizados intérpretes de moda. Ahí fue que apareció Inti Silva, una mujer de veinte años que supo compartir estas intenciones a raíz de vivencias propias y de las heredadas de su padre Nell Silva, un ninguneado cantor uruguayo que falleció a los 50 y poquito, antes del siglo XXI, más problemático y menos febril que el XX. Eso fue en setiembre de 2007, y desde ese mes y año para acá venimos grabando periódicamente estas neocanciones que queremos comenzar a compartir con ustedes, ahora ni en papel ni en aire, escritas en esta nueva dimensión que llaman ciberespacio. "Confabulando karaokes" es el nombre de la sección. Y si usted quiere las integra como propias a su repertorio privado. No deje que otros lo hagan por usted... Comencemos a vocalizar en consonantes.

Pies descalzos y sueños blancos (de Shakira)

Perteneciste a una barriada antigua
de pies descalzos y esperanzas viejas.
Fuiste niño, adulto luego,
¿recuerdas qué ómnibus te lleva hasta La Teja?

Te bancamos los estudios con el sudor de tu vieja,
te ayudamos a graduarte de doctor en la pobreza,
te cuidamos, te mimamos, te vestimos de etiqueta,
pero elegiste asociarte a alguna logia secreta.

Y ahora estás ahí,
sonriendo tan feliz,
cuando no te importó un pepino mi destino.

Perteneciste a un partido proscripto
pero nunca estuviste perseguido,
fuiste candidato y luego
pasaste de intendente a presidente.

Construiste un mundo propio, alejado de nosotros,
cada cosa calculada en tu espacio y a tu modo.
Y ahora a mí que no me cierran las entradas, las salidas,
no importó más de mi vida y me cambiaste por el Fondo.

Y ahora estás ahí,
negando tu raíz,
sin que te importe un corno mi destino.

Perteneciste a una nueva barra
de amigos proimperialistas y
neoliberales, invasores,
colonialistas y trasnacionales.

Perteneciste a una barriada antigua
de pies descalzos y esperanzas viejas.
Fuiste niño, adulto luego,
¿recuerdas qué ómnibus te lleva hasta La Teja?

Y pagar la deuda a punto,
cumplir con los intereses,
condenar el tabaco
y el aborto en las mujeres.

El decreto contra el agua
y el I.R.P.F.,
la salud y la enseñanza
y el abrazo a Bordaberry.

Cumplir con los mandados
rápido y prolijito,
¿qué dirán tus compinches
del Club Arbolito?

Contaminar el ambiente,
reprimir la protesta,
almorzar con ADM
y no hablar con la prensa.

Recordar que tu puesto
lo pagó la izquierda,
pero circular siempre
por la mano derecha.

Y al entrar al cuartel
es mejor olvidar
tantas negras historias
y la marcha bailar.

Y bailar y bailar…

martes, 8 de enero de 2008

Olvídame y pega la vuelta (de Pimpinela)

Hace dos años y pico que vivo sin él,
en total casi mil días queriendo entender
por qué razón destruyó mi confianza en su administración,
pero de tanto pensarlo, de pronto una tarde volvió.
---------
¿Quién es?
- Soy otro.
¿Qué vienes a buscar?
- Tu voto.
Ya es tarde...
- Lo noto.
Que en este pueblo a pueblo no estoy para la foto.
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Por eso vete, no busques mi nombre, mi cara, mi casa en Tomás Gomensoro.
- Yo sigo siendo el de ayer.
Vete, que en todos tus gestos, palabras y actos mentiras denoto.
- Tené paciencia, entendé.
Vete, olvida que existo, que estuve afiliada y que te di mi apoyo.
Olvídate todo que ya en esta iglesia no quedan devotos.
---------
En busca de un cambio en serio un día voté,
de una patria igualitaria que no encontré,
y al descubrir que era todo una gran fantasía rompí
mi credencial, mi carné, mi bandera, y de pronto te vi.
---------
¿Qué hacés?
- Te vengo a oir.
No hay nada más que hablar.
- Mirá que sí.
Adiós.
- ¿Por qué?
Porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti.
---------
Así que ¡fuera!, guardate las urnas, andate a la ruta y pegate la vuelta.
- Segunda vuelta no va a haber.
¡Fuera!, olvida mis ojos, mis manos, mis labios, que no te desean.
- El presidente es Tabaré.
¡Fuera!, dejá el pueblo a pueblo, ¿no ves que en la calle la gente festeja?,
- ¡¡¡¿Sí...?!!!
La gente del Guapo, la gente del Cuqui
y la gente del Ceja.
---------
Por eso vete, recorre los barrios de España, de Francia, de Australia y de Suecia.
- Ya he realizado esa tourné.
Vuelve, andá despacito y más que pueblo a pueblo hacé un puerta a puerta.
Porque es posible que ya tus votantes se te hayan piantado fuera de fronteras.
Andá y respondeles por qué es que no pueden
pegarse la vuelta.

Cafetín de Buenos Aires (de Discépolo y Mores)

De chiquilín te anhelaba de afuera
entre esas ruinas que el tanque arrasaba,
la ñata contra el logo
de blanco, azul y rojo
que sólo fue después, al tiempo,
peor despojo.

Como una escuela de amor por los otros
en tus talleres me diste un manojo
de compañeros,
de fe marxista
y hasta algún pacto naval.

Cómo olvidarte en esta queja
comité del Frente Amplio
si sos lo único en la vida
que al Katrina se asemeja.

En tu mezcla artificiosa
de masones y anarquistas
me eduqué con la teoría
de romper la asimetría cruel
del dueño del capital.

Pero un buen día mezclaste en la lista
una ensalada de nombres extraños:
Valliant el colorado,
Sarthou que aún cree y espera
y hasta Zabalza que se fue
pero aún nos mira.

Mientras tus bases, que nunca preguntan,
calladas lloran su cruel desengaño,
muerden sus penas,
gastan sus años
y se entregan sin luchar.

Cómo olvidar en esta queja
tantos seres que lucharon
y pagaron con su vida
la esperanza que se aleja.
Si el festejo era uruguayo
y la idea se suicida
hay que rearmar la utopía,
no entregar esta partida, no,
o aceptar yes sir, my god.

Ojalá (de Silvio Rodríguez)

Ojalá los morrones no coticen en bolsa esta semana,
ojalá que la carne no sea fundamental,
ojalá la ensalada no reclame cebolla, lechuga ni tomate,
ojalá el pollo al horno se pueda hacer sin él,
ojalá que el asado ya no lleve tu nombre.


Ojalá no se acabe la yerba para el mate,
el gas de la cocina, el tabaco, la leña.
Ojalá no haya nadie que me cobre de pronto

alquiler, luz y agua, saneamiento, alumbrado.
Ojalá por lo menos que me olvide el estado,
el I.R.P.F., D.G.I., B.P.S.,

ojalá no me sumen el valor agregado,
ojalá traspapelen mi número de puerta.

Ojalá que Danilo no dispare su lápiz en mi espalda.
Ojalá el presidente me decrete esencial.
Ojalá que Marina me adopte como nuera y me acomode en el MIDES.
Ojalá que Mujica se deje de currar
con su nombre pegado a todos los productos.

Ojalá se te acabe el asado del Pepe,
los chorizos del Pepe y el mondongo del Pepe.

Ojalá pase algo que nos borre de pronto
el matambre del Pepe, y los pollos del Pepe.
Ojalá que prohíban hasta el arroz del Pepe
para no verte tanto, para no verte siempre
como si no alcanzara con que estés tan al pepe,

ojalá se pudiera comer como la gente.

Ojalá se te acabe el asado del Pepe,
los chorizos del Pepe y el mondongo del Pepe.

Ojalá pase algo que nos borre de pronto
el matambre del Pepe, y los pollos del Pepe.
Ojalá que prohíban hasta el arroz del Pepe
para no verte tanto, para no verte siempre,
ojalá se pudiera comer decentemente.

Nada más importa (de Metallica)

Se acerca y se me aleja
pero corriendo voy detrás,
por el poder mi lucha,
y nada más vale.

Nunca tuve otra ambición,
aunque a veces fingí otro rol,
pero ahora ya lo sé
que nada más vale.

Y jamás volveré a dudar,
ningún tonto me hará temblar,
el poder, mi razón de ser,
porque nada más vale.

Como Himan y Tarzán,
como Bush y Supermán,
pero yo…

Los sentimentalistas,
los románticos de anteayer,
no lograrán torcerme,
y nada más vale.

Una vez me arrepentí,
otra vez trastabillé,
pero no…

- "Los príncipes debe ejecutar a través de otros las medidas que puedan acarrearle odio y ejecutar por sí mismos aquellas que le reporten el favor de los súbditos". Maquiavelo
- "Ser misterioso e impredecible. Porque cualquiera que tenga forma puede ser definido, y cualquiera que pueda ser definido puede ser vencido". Sun Bin
- "Confundir a los contrincantes significa actuar de tal manera que les impida mantener la mente en calma. Intenta varias maniobras según la oportunidad del momento, haciendo pensar al contrincante que ahora vas a hacer esto, después lo otro, y a continuación algo distinto, hasta que veas que empieza a estar desconcertado, y así ganar a voluntad". Miyamoto Musáis

No me digan qué debo hacer,
nadie espere que ahora cambie,
porque, amor, vamos, ya sé
que nada más vale.
No cuestione mi proceder,
es mi vida, a pesar de usted,
si lo quiere, arrepiéntase,
que nada más vale.
Vos me diste mi poder,
y el masón y el opus dei
me enseñaron quién soy yo,
no se suban al camión,
que ya fue.

- "Nunca se debe empezar a hablar antes de que lo hagan los subordinados. Cuanto más tiempo se permanezca callado, más pronto empezarán los demás a hablar. Y mientras lo hacen, uno puede comprender sus verdaderas intenciones". Huanchu Daoren
- "Un príncipe sabio ideará la forma para mantener a todos los ciudadanos en todas las circunstancias en situación de dependencia del Estado y de él; y entonces ellos siempre confiarán". Maquiavelo
- "Nunca se debe discutir. En sociedad no se debe discutir nada, sólo hay que ofrecer resultados". Benjamín Disraeli

Traidor no es el que avisa,
pero nunca quisieron ver,
soy buda y alá, soy dios,
y ya nadie más vale.

- "Hay muchas gentes que estiman que un príncipe sabio debe, cuando tenga la oportunidad, fomentarse con astucia alguna oposición a fin de que una vez vencida brille a mayor altura su grandeza". Maquiavelo
- "Ningún hombre tiene que desesperarse pensando que no obtendrá conversos para la causa más extravagante si tiene el arte de suficiente para representarla con colores favorables". David Hume
- "Camina o siéntate, pero no dudes". Proverbio Zen

Abdala se te ve la transa (o Laura se te ve la tanga)

Abdala, se te ve la transa.
Otra vez.

Abdala ‘tás re tirilla y ‘tás todo chicuá.
Se te ve de chumi por la villa,
mal y tó baqueteá.
Rescatate con nosotros,
‘tamo ‘e fiesta y hay pa’ dar.
Si la yuta no se aviva
te podemos postular.

Abdala, cada vez que hablas a ti se te ve la transa
y con lo rápido que sos
vos sabés quien baraja.

¿Sale una chapa, amistiki?
o te vas para abajo, ocho horas, pa’ abajo, pa’ abajo y al trabajo
y te vas para atrás, con el Foro y pa’ atrás, por el Foro pa’ atrás, colorado y pa’ atrás,
vas colorado y vas pa’ atrás.

Y te arruina andar de guapo, má’ firme, de guapo, en el cante y de guapo,
no me vas a fiolar, no me pienses usar, no me quieras chorear,
ni fiolar ni fichar, ni pa’ tener ni pa’ guardar.

Otra vez.

Hoy te ayudo y mañana te piso la cabeza,
porque a bo, sabelo pelo,
te pico como a un queso.
Achicá o te parto, kía,
y mirá que te la doy.
Zarpá de áhi, o estás chapita,
no me junes de botón.

Abdala, porque ya fichamos que sos tremendo rastrillo,
con el Peluca no podés,
correte del gatillo.
A ver si pinta alguna pipa,
o te vas para abajo, ocho horas, pa’ abajo, pa’ abajo y al trabajo
y te vas para atrás, con el Foro y pa’ atrás, por el Foro pa’ atrás, colorado y pa’ atrás,
vas colorado y vas pa’ atrás.

Y te arruina andar de guapo, má’ firme, de guapo, en el cante y de guapo,
no me vas a fiolar, no me pienses usar, no me quieras chorear,
ni fiolar ni fichar, ni pa’ tener ni pa’ guardar.

Otra vez.

¡Plancha!

Cuando nadie te ve (de Alejandro Sanz)

A veces te veo cuidar tu silueta,
haciendo deportes con facha de atleta,
de día oficina y de noche concierto,

o en tu coche importado por Montevideo.

A veces en brindis y a veces en juegos,
y hay veces mi vida, te juro, que pienso
¿por qué es tan difícil vivir con lo puesto?,
y a vos que te sobra lo que yo no tengo.

A veces te miro, registro tus huellas,
posando entre damas de beneficencia,
a veces rodeado de gente importante,
a veces modelos y a veces con nadie.

A veces te juro de veras que quiero
convertirme en una mosca, merodear tus pensamientos,
dónde nace esa guita, saber sólo eso,
a costa de quién o lavando dinero.

Cuando nadie te ve la salís a vender,
cuando nadie te ve ponés el cante a tus pies,
cuando nadie te ve no te limita la ley.
Cuando nadie te ve cafishiás a Raquel,
cuando nadie te ve.

A veces te veo ofreciendo cometas,
comprando favores tras puertas secretas,
tu curro en silencio a veces presencio,
pero mis palabras se las lleva el viento.

Te veo en fiestas privadas marcando presencia,
complaciendo los vicios de la concurrencia.
Te veo en la bolsa tu ganancia cubriendo,
te veo en Maroñas y en el aeropuerto.

Supongo que piensas que yo no los tengo,
los datos precisos de tu abolengo,
de niño abrazado al tuerto diciendo:
no enciendas las luces que tengo desnudos el arma y el cuerpo.

Cuando nadie te ve podés ser y no ser,
cuando nadie te ve regenteás el burdel,
cuando nadie te ve llevás la merca al hotel.
Cuando nadie te ve la entregás a Isabel,
cuando nadie te ve adulterás el coctel,
cuando nadie te ve no te limita la ley.
Cuando nadie te ve te las das de Gardel,
cuando nadie te ve vas en avión al Cartel.

Y ya ves, subís otro nivel,
cuando nadie te ve.

A veces te encuentro de farra completa
o esperando a tu nene al salir de la escuela,
a veces de esposo nos batís el verso,
y es que a veces sos uno y otras el opuesto.

Y a veces insecto.

Y a veces incesto.

Contamíname (de Pedro Guerra)

Cuéntame el cuento de lo que invierten los extranjeros
en mano de obra y puestos de empleo.
Dame las cifras que se exoneran de sus impuestos
en zonas francas que yo no veo.
Contamíname,
pero no por el humo que asfixia el aire.
Ven,
pero sí por la tierra que nos invaden.
Ven,
pero dime quién gana en este romance.
Ven,
que no sólo el tabaco produce cáncer.

Asesórame, habla aquí conmigo,
no creas que es mucho lo que te pido.
Ven y cuéntame, no soy tu enemigo,
no le eches la culpa a los argentinos.
Cuéntame el cuento de las promesas que te vendieron,
de los favores que te ofrecieron.
Dame detalles de lo que hablaste con los voceros
trasnacionales del mundo entero.

Actualízame,
pero no con tu prensa y sus titulares.
Ven,
pero sí con estudios medioambientales.
Ven,
pero no con tus cifras empresariales.
Ven,
pero sin artificios ministeriales.

Aproxímate, yo también existo,
rodeado entre pinos y entre eucaliptos.
Celulósame, mézclate conmigo,
te invito a probar lo que yo respiro.

Cuéntame Arana qué se propone Stora Enso,
Alicia Torres qué sabes de eso.
Dame detalles, ya no te calles, che Jaime Igorra,
en qué consiste el tema de Botnia.

Quiero información,
sobre qué proyectan los portugueses.
Sí,
sobre Portucel y sus intereses.
Sí,
y también de la otra estadounidense.
Sí,
que me hables de la International Paper.

Nippon Paper Group, tan caritativa,
sinónimo de patria productiva.
Ven, ilústrame de la operativa
que usará Celulosa Argentina.
Con Tabebicuá, Fanapel refundo,
y los lacacinos al primer mundo.

Pero espérate, que hay dos más en puerta,
y hasta los que gobiernan son de madera.

Sobreviviré (de Gloria Gaynor)

Dentro de la ANEP y del CODICEN
hay algo mal, yo estuve ahí pero no sé por qué
lo que yo dije, lo que expuse hoy se voló y se borró,
se archivó y mi presencia se olvidó.

Quiero existir, ser parte de
de la reforma educativa, del nuevo plan de este país,
ayer me invitaron a hablar,
a conversar y a discutir
pero de todo lo que hablé
no queda nada, ¡estuve ahí!

Y no sé,
ya no lo sé,
ni dónde voy,
ni si existo o ya no soy;
que esta reforma la escribieron entre tres,
los de siempre,
los dueños del Uruguay.

¿Qué hago acá? ¿mirando acá?
ningún cambio estructural
en el plan curricular,
aunque tengo que aceptar
que la enseñanza musical
no está más,
ya no está más.

Ok.

Dicen no los del CERP, que no puede ser,
que se parece demasiado al plan que hubo ayer,
y desde el sur a Bella Unión surgió la bronca del liceal,
del bachiller, y comenzó la ocupación.

Qué habrá que hacer, a quién contar
que nos resulta insuficiente
el nuevo Plan Ceibal,
la demagogia en un lap top,
una PC - un voto no,
no hagan rehén a un escolar,
quiero aprender en libertad.

Y Germán,
Rama Germán,
ya no es más
reaccionario como ayer,
hoy se le plagia en casi todo su receta,
y Brovetto
se parece a Adela Reta.

Qué hubo acá, preguntarás,
la reforma progresista
a la del Ceja es igual,
tanto se la criticó,
desde el Frente se le dio,
y hoy ¿qué tal?,
¡no estaba mal!

Oh,
¡Nada mal!,
esta es igual,
o casi igual,
paradoja educativa
que no reforma lo que hay que reformar,
cambia un poco
para que todo siga igual.

No va más, ya no va más,
no hay ningún cambio estructural
en el plan curricular,
sólo resta esperar
que resuelvan decretar
el servicio
militar.

sí, ¡militar!…




lunes, 7 de enero de 2008

Jugando a las escondidas


“Rapidito y entre las sombras
corremos a hacer la pica;
el más ligero es quien gana,
otro la bronca mastica.
Hay sombras por todos lados
y hay alguien que se escondió
en donde menos pensamos
y donde nadie buscó.
Y donde nadie se imaginó”.
Jorge Lazaroff.

Valoro y respeto su metáfora, don Aníbal, pero el Uruguay es un río y el cielo azul siguió de largo, con pasaporte trucho de símbolo patrio. Valor y respeto que usted siempre tuvo por el Uruguay, Sampayo. Ese Uruguay de tierra y vacas y fábricas y oficinas y hombres y mujeres. Este Uruguay que nos sigue haciendo agua, como su río la recibe. Este país de agua por el que dio su vida en canto y carne viva, desde su Paysandú heroico, su guitarra indoblegable, su cárcel longeva, su cáncer letal. Cuando incidir era luchar, como usted lo hizo, aunque su alto lenguaje metafórico hoy no se corresponda con el sublenguaje de las subideologías formateadas en consignas de salón. Borradas. Asesinadas. Prohibidas. Con pretensión punitiva hacia sus letras. Con asistencialismos y obediencias indebidas a medias noches y sin medias tintas. A la medida obsecuente de un modelo que contrasta con su cielo azul, y que no pasa, como su río. Ni parece cargar nuevas agua. Pero las carga; esté seguro. Aunque los sueños más altos se parapeten detrás de rótulos pirateados a la inocencia más cándida de un pueblo que confía, todavía. Porque desconfiar duele más, y porque el homicidio suele reconocerse de mayor valentía que el suicidio. Aunque su Víctor Lima continúe allí colgado de bronca abierta frente a su río. El de los pájaros pintados. El que no temblaba de Botnias ni de Ences. Ese río que era la ideología. Y que fluía. Y nos crecía. Y no temblaba. Y no mentía. Y no hacía creer. Y si a veces se escondía, era en tatuceras. No en cartas de intención ni otros chantajes.

Qué le voy a contar que usted no sepa. El agua tiene su cauce y su curso. Su causa y su consecuencia. No permanece inmóvil. Da y recibe. Es mansa para el pescador y violenta cuando se la agrede. No se sorprenda, don Aníbal, si un día de estos la ve encrespada. Rebelada. Inundándonos de la más cívica rebelión. Será que entonces ha perdido la inocencia, pero la ternura no.
Cuéntele a los más jóvenes cuando nosotros todavía éramos el agua, el fluir desde abajo, la corriente subterránea y básica que hacía posible los futuros imposibles. Hábleles de la sombra y de la luz. De los atardeceres frente a ríos de sangre impunizada. No se me calle ahora, que está muerto. Cuénteles para que nunca dejen de saber. Para que no se escondan a esta hora de la siesta traicionera e inducida por varios blísters de valium protocolar y discursivo. Este dormir sin sueño(s). Expectantes a qué sucederá en el despertar.
¡Pan quemado detrás de la banda presidencial! ¡Pan quemado en los Ministerios! ¡En las bancas parlamentarias, pan quemado! ¡En la estancia de Anchorena! ¡En los decretazos contra el pueblo, contra el agua, contra el laicismo! ¡En el seductor anhelo de poder, aunque sin poder! Pan quemado y recalentado a leña en los 1.300 pesos de la demagogia autista. Pan quemado en las ollas populares que vendrán, y nadie podrá apagar ni con las aguas de su río. Porque el hambre puede no medir el cauce, pero sí el curso. Y lo que no se recibe, se toma. Y es justicia.
¿Pensó en esa correntada, don Sampayo? ¿Alguna vez imaginó que su Uruguay río podría rebasar esas represas ideológicas que parimos juntos, cuando el arriba nervioso y el abajo que se mueve? ¿Cómo se hace cuando dicen que el arriba es uno mismo? ¿Cómo nos autorrebelamos sin rótulo de traidor, de frente a los traidores de aquella parición casi colectiva? Crear puentes -que no represas- sería una forma de evitar ese desborde humano e ideológico. Y estamos dispuestos a tal construcción. Lo proponemos a diario. Lo plantean los trabajadores que no recibe el ejecutivo. Lo demandan los defensores de su río, que tampoco. Lo ruegan los familiares que no se conforman con un parte de defunción. Lo pidió Galeano el 27 de mayo. Lo exigen nuestros valores y principios irrespetados, violados.
¿Quiénes son los que nos niegan el derecho de puentear y apechugar juntos este desquicio de poder y no poder? ¿Quiénes son los cortapuentes? ¿Dónde está el que se esconde detrás de los pilares que construimos sobre los hombros de un pueblo traicionado por décadas? ¿Recibiendo medallas de fascistas españoles? ¿Barcos de la Secta Moon? ¿Inaugurando estatuas papales en una nación laica? ¿Recortando los recursos para las viviendas cooperativas? ¿Sonriéndole al imperio y expulsando a los obreros del Edificio Libertad? ¿Condenando el ingreso de Cuba al Mercosur?
¿Dónde están los que se esconden?, preguntaba el Choncho. ¿Traicionando nuestras más caras raíces históricas? ¿Designando embajadores sin carrera diplomática? ¿Expulsando periodistas del canal estatal? ¿Respetando los plebiscitos que les convienen y decretando contra los que no? ¿Ejecutando sin tregua a la gente del campo?
¿A qué cosa le teme el que cree que manda? ¿Por qué diez patovicas en la Marcha de Silencio, tres autos de custodia, cámaras y personal de vigilancia en su domicilio, alambres de púas en su azotea y un jeep militar a media cuadra?
No habrá de temerle a esas fuerzas armadas, con quienes dialoga fluido. No habrá de temerle al FMI, ni al BID, ni al BM, ni a la OMC. No habrá de temerle a los sospechados milicos ascendidos en el Ministerio del Interior, ni al capitán Lebel, ni a las AFAPs, ni a Botnia, ni a Ence, ni a las otras seis o siete. No habrá de temerle a Uragua, ni a Aguas de la Costa, ni a la Iglesia Católica (Opus Dei mediante), ni a los postupamaros, ni a los neomercenarios entrenados en Estados Unidos, ni a los 213 que siguen sin aparecer casi todos.
La conciencia no se alambra y no existen custodios contratados contra ella. El país es hoy el cauce de su río, don Sampayo, y el curso del agua son los hechos. El cielo azul se pierde a nuestra vista y ya demasiadas franjas y estrellas nos amanecen a cambio.
Les damos todo el tiempo que precisen, que paciencia tenemos. Sólo les exigimos que hagan buen uso de él. Porque la realidad es cruda, apremia, hay cosas que no se regalan, y no existe peor castigo para un pueblo que todo ese montón de tiempo que considere perdido.