Perteneciste a una barriada antigua
de pies descalzos y esperanzas viejas.
Fuiste niño, adulto luego,
¿recuerdas qué ómnibus te lleva hasta La Teja?
Te bancamos los estudios con el sudor de tu vieja,
te ayudamos a graduarte de doctor en la pobreza,
te cuidamos, te mimamos, te vestimos de etiqueta,
pero elegiste asociarte a alguna logia secreta.
Y ahora estás ahí,
sonriendo tan feliz,
cuando no te importó un pepino mi destino.
Perteneciste a un partido proscripto
pero nunca estuviste perseguido,
fuiste candidato y luego
pasaste de intendente a presidente.
Construiste un mundo propio, alejado de nosotros,
cada cosa calculada en tu espacio y a tu modo.
Y ahora a mí que no me cierran las entradas, las salidas,
no importó más de mi vida y me cambiaste por el Fondo.
Y ahora estás ahí,
negando tu raíz,
sin que te importe un corno mi destino.
Perteneciste a una nueva barra
de amigos proimperialistas y
neoliberales, invasores,
colonialistas y trasnacionales.
Perteneciste a una barriada antigua
de pies descalzos y esperanzas viejas.
Fuiste niño, adulto luego,
¿recuerdas qué ómnibus te lleva hasta La Teja?
Y pagar la deuda a punto,
cumplir con los intereses,
condenar el tabaco
y el aborto en las mujeres.
El decreto contra el agua
y el I.R.P.F.,
la salud y la enseñanza
y el abrazo a Bordaberry.
Cumplir con los mandados
rápido y prolijito,
¿qué dirán tus compinches
del Club Arbolito?
Contaminar el ambiente,
reprimir la protesta,
almorzar con ADM
y no hablar con la prensa.
Recordar que tu puesto
lo pagó la izquierda,
pero circular siempre
por la mano derecha.
Y al entrar al cuartel
es mejor olvidar
tantas negras historias
y la marcha bailar.
Y bailar y bailar…
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