Sosteniendo la Pared, 27 de octubre 2012

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Entrevista en Poder Ciudadano, Canal 5 TNU, 22.9.2011 (primera parte)

Entrevista en Poder Ciudadano, Canal 5 TNU, 22.9.2011 (segunda parte)

Caso Trigo (en Cámara Testigo, 9 de mayo 2011)

miércoles, 20 de enero de 2010

Muros y puentes de la marginación

Con Jorge Pérez, trabajador social en Villa Ferrando, de Colonia

El argentino Jorge Pérez es médico obstetra y actor profesional. Ejerce este último oficio, pero a través de ambos ha llegado a conocer la esencia del ser humano y a defender su dignidad como primer derecho. Tiene 53 años, y junto a Paula, su última pareja, y su hijo menor, se radicó en las afueras de la ciudad de Colonia, sobre la Ruta 21, hace una media década. Lo conocí en La Plata, su ciudad natal y mi ciudad eventual. Nos reencontramos en un bar coloniense. Él con su Van Gogh tallado en la piel desde que protagonizó “Vincent y los cuervos” en el Teatro del Bosque. Yo con todos los Van Gogh dolientes que Jorge me enseñó a tallar sobre la piel. En ese encuentro cervecero me enteré de su radicación en Colonia y del trabajo social que junto a Paula y el resto del equipo realizan en el cantegril Villa Ferrando (a través del Mides), donde hoy vive más de medio millar de personas, extremo suroeste de una extensamente poblada franja de ranchos que suman casi 4.000 pobladores, casi el 20 por ciento de la población capitalina. Entre todas las alegrías que recuperábamos con la puesta al día del reencuentro también le hicimos su debido lugar a la tristeza solidaria con los que más sufren, simplemente porque así debe ser. Esto nos contaba entonces Jorge Pérez.

- ¿En qué consiste este trabajo en el barrio Villa Ferrando y quiénes más participan del mismo?

- Formamos parte de esta experiencia una serie de técnicos idóneos en distintas áreas, como por ejemplo profesoras de oficios manuales, como Paula Villanueva y Silvana, que enseñan tejido en telar y artesanías. También está Marcos Berger, que es comunicador y trabaja en todo lo que sea dinámica grupal, y tenemos además a Zoraida Dalmás como asistente social. Somos un grupo que estamos trabajando en enseñar a mamás jóvenes, chicas en su mayoría de 15 a 20 años que por esta circunstancia de ocuparse de un hijito a una edad muy temprana y llevar una familia adelante, en general les es muy difícil estudiar o trabajar. Entonces tratamos de que en su mismo lugar tengan una posibilidad de aprender un oficio manual; tanto para la aplicación en su casa como para poder lograr un sustento futuro y ayudar a parar la olla. Y sobre todo con oficios que les guste, que sientan agrado por hacerlos.

- ¿Cuántas personas viven en Villa Ferrando, que es apenas una de los tres o cuatro existentes en la ciudad de Colonia?

- Villa Ferrando tiene entre 180 y 200 familias, o sea, una población de más de 500 personas, donde hay muchísimos niños, muchísimos. Y tiene una historia no reciente, porque hay muchas personas que creen que hace poco se formó este “asentamiento irregular”, y así le llaman. Yo me resisto a llamarlo asentamiento irregular, en el sentido despectivo, como hablando de algo a lo que no tienen derecho. La gente que está allí ha encontrado un lugar posible para vivir, un techo, como pasó con otros lugares en su momento, que fue gente emigrada del centro o de los sitios de población de Colonia más céntricos, y gente que venía de otros departamentos del interior por promesas de trabajo.

- Por ejemplo en el puente Colonia-Buenos Aires…

- En el puente, o lo más reciente que fue la pastera Ence, que hubo gente que llegó pensando que había una posibilidad de trabajo por varios años y luego se encontró con que nada de eso era verdad. Entonces estos lugares han sido cada vez más poblados, y yo pienso que con buena intención o con mala intención se trata de negar la existencia de estos barrios. Es como que lo que uno no quisiera que existiera dice que no existe, y eso parece ser como que alivia. Igual que como alguien dice que no hay gente en situación de calle en Colonia, que yo tampoco creo que sea esa la verdad, también hay situación de personas que viven en estos lugares con necesidades básicas insatisfechas, como se dice ahora. O sea que en el invierno se pasa mucho frío, un frío que enferma, con una alimentación que no es la correcta para niños recién nacidos o en edad de crecimiento, con situaciones incluso muy expuestas a cualquier emergencia: una lluvia fuerte implica una inundación y un lugar donde no se puede dormir, un granizo significa que hay un techo que se rompe, y así en un montón de cosas que yo mismo he visto en estos últimos años, donde los pobladores no sienten una protección mínima, digna. Entonces ahí creo que es desde donde se está intentando a través de estas acciones de Estado, de una de las cuales yo estoy participando en este momento, y son acciones que tienden a ayudar que ese mínimo derecho a una vida digna sea común a todos los ciudadanos uruguayos, y sobre todo tendiendo a que los niños que viven allí tengan las mismas posibilidades que los demás niños de Colonia.

- ¿Qué peso tiene esa negación de la realidad a nivel social?

- Bueno, una es la negación de la existencia de lo que han dado en llamar asentamientos irregulares. Lo otro es darle un color negro en el sentido de decir que es gente vinculada a la delincuencia, en definitiva estigmatizarlos como para que toda la gente que vive en esos barrios sea la culpable de todos los males colonienses: si hay inseguridad, la inseguridad viene de allí; si hay droga, la droga viene de allí, como que todos los males vienen de un solo lugar para estar tranquilos de que lo demás está todo bien. Y si bien yo no niego, porque sería necio hacerlo, que en un lugar así puede existir gente de todos los colores, creo que en este caso las familias con necesidad de ser consideradas como familias dignas de recibir todos los derechos, están también allí. Y es por eso que no puede ser que de lo único que se hable de Villa Ferrando sea de aumentar la represión. Si además en este caso se critica el hecho de que se han ocupado terrenos públicos, y por eso lo de “asentamiento irregular”… Un asentamiento irregular puede ser una cadena trasnacional de hoteles, como todas las que hay, o puede ser un country, o pueden ser otras ocupaciones de territorio donde se ha dado lugar a ciertas construcciones de élite que tampoco tendrían derecho a ocupar esos sitios.

- Sí, yo siempre interpreto que un asentamiento irregular es algo sustraído del contexto de identidad que tenemos como país. O sea que también Punta del Este es un asentamiento irregular.

- Pero, por supuesto. Sin duda. En cambio aquí, en estos barrios, trataremos de encontrar la solución a la ocupación pero integrando. Porque a veces parecería como que el muro fuera la solución, cuando lo que aquí se necesita es un puente para evitar los males a que se teme, la integración de la gente, no la separación. Yo he podido estar en distintos lugares del mundo donde existe lo que se llaman ghettos, que significan que no existe esa diversidad en un barrio donde antes había personas de distintos orígenes, y esa mezcla convivía en armonía. Pero cuando uno trata de encerrar a la gente tras un muro social es donde realmente empiezan los problemas. Lo mejor es integrar, estar cerca de las personas, allí es donde vamos a poder tener contacto y saber diferenciar la paja del trigo.

- Hay cuestiones inmediatas en la gente que tiene hambre y en la que vive en situación de mediana o extrema pobreza, como suele ocurrir con la cadena de cantegriles existentes en Colonia. Y debe haber medidas concretas a aplicar en lo inmediato y otras a largo plazo, pero con un horizonte planificado. Lo primero es darles de comer, porque si el gurí tiene hambre hoy no da el tiempo para poder educarlo antes, pero mientras se les da el alimento también hay que tener la mira puesta en que ese niño, ese joven o ese obrero desocupado no siga esperando mañana la ayuda estatal para poder comer o vivir dignamente. Acá, en este caso, vos estás participando de una experiencia donde se excede el tema de solamente alimentarse.

- Por supuesto. En este caso de lo que se trata es de dar la posibilidad y los medios para que una persona, de una forma autónoma e independiente, aprenda a ser autosuficiente, o sea, trabajar y vivir de lo que ha estudiado, de su oficio, no inmediatamente, pero cuando uno habla de educación es en esos plazos que uno habla. Y sin duda que eso hay que complementarlo con medidas que van a más largo plazo.

- Además de esta labor en Villa Ferrando, también estás trabajando en el tema salud sexual y reproductiva en las escuelas y en la huerta para discapacitados “Buscando espacios”. ¿Hay puntos en común o recurrentes en estas tres experiencias?

- Sí. Yo creo que cuando uno nombra la palabra sexualidad parece como que todo lo remite a algo que tenga que ver con una lámina del aparato reproductor masculino o femenino. Y en este caso, con los grupos de trabajo, lo que tratamos de hacer es trabajar sobre los vínculos, sobre las relaciones, sobre el buen trato, sobre el respeto al otro. Esa es casi la base. Cuando uno habla de sexualidad tiene que ver con el cuidado. Y entonces en eso entra una actitud ciudadana que abarca todo, no sólo el momento en que uno va a acostarse para tener una relación sexual, sino que abarca el primer contacto entre los seres humanos. Por eso es que con los niños en las escuelas primarias, con los preadolescentes y los adolescentes, lo que se intenta hacer es crear un lugar de comunicación donde la pregunta pueda ser posible sin ese miedo a ser reprendido, esa posibilidad de comunicación entre los mismos muchachos y muchachas, y que entonces haya un lugar posible en el cual pedir ayuda. Creo que el embarazo adolescente no deseado es un problema de no tener una comunicación real con alguna persona que pueda brindar una posibilidad de que esa muchacha o muchacho pueda decidir por sí misma. Cuándo sí, cuándo no. Cuándo yo quiero poder ser papá o mamá de un niño. Eso es lo que intentamos hacer. Intentamos crear esos lugares de comunicación, de poder conversar, de posibilitar aprender esa base del buen trato y el respeto por el otro.

- ¿O sea que estarías de acuerdo con la instrumentación de una ley de salud sexual y reproductiva, como la que abortó el presidente Vázquez? Porque posiblemente ese marco regulatorio aportaría a la solución de una serie de problemas que tienen que ver con todo esto…

- Totalmente de acuerdo. Yo pienso que en ese sentido igualaría todos los derechos de los ciudadanos la elección madura de un adulto de saber qué es lo que quiere hacer de su vida. Y a eso tenemos derecho todos. Pero lamentablemente hoy todo lo referido a esa cuestión está condicionado por quien tiene plata y quien no la tiene. El Estado tiene que dar igualdad de oportunidades e igualdad de derechos a todos los habitantes de este país.

- ¿Cómo es entrar al cantegril, encima siendo forastero y médico como en tu caso?

- Ni tanto ni tan poco. Yo creo que es cuestión de tiempo, de lugar… Las relaciones humanas llevan su tiempo. La confianza se gana con el tiempo en función de que uno es capaz de ser auténtico con lo que uno quiere. Y la gente va teniendo confianza de a poco, porque sabe que uno está ahí no para fiscalizar ni para decir qué es lo que está bien o lo que está mal ni para imponer una educación propia, sino para encontrar entre todos algo en común, porque cada uno sabe de lo suyo. Y yo tengo ciertos saberes, que me los ha dado la escuela pública, la universidad pública, pero hay otras personas que tienen otros saberes que no se los dio ninguna universidad. Y cuando vamos a un lugar como este hay muchas personas que tienen mucho para dar también, no solamente para recibir. Allí además hay un merendero, en el cual también se ha hecho lo necesario para que haya niños que puedan tener ciertos días de la semana un lugar de alimentación; bueno, ojalá que eso en el futuro no exista más, que no necesite existir más. Por ahora existe porque es necesario. Pero lo positivo sería que esos lugares se fueran reemplazando por cooperativas de autogestión, por sociedades vecinales del barrio Villa Ferrando que vayan logrando las mejoras que necesitan. Porque el barrio existe, y existe todos los días, no solamente cuando hay que auxiliarlo a causa de un temporal o de una inundación. Hace poco hicimos una jornada donde el equipo departamental de zoonosis llevó un ecografista, se hicieron ecografías para la población, también hubo un equipo de castración de animales allí, y bueno, en esos lugares hay que trabajar, y los distintos actores sociales, municipales, nacionales, tienen que ir a ese lugar a desarrollar acciones continuas. Y eso es lo que vamos a tratar de impulsar a partir de este pequeño comienzo.

- ¿Todo esto que están haciendo tiene posibilidades de continuidad, para que tenga un efecto real? Porque he escuchado que en poco tiempo se le daría de baja a este proyecto y el dinero volcado en el mismo se destinaría a otra cosa…

- Mirá, en realidad el proyecto tuvo desde el inicio una duración. Había seis meses. Hay un presupuesto para seis meses de trabajo, y en abril de este año se termina ese plazo. Nosotros, con nosotros o sin nosotros, vamos a hacer todo lo posible para que tenga continuidad. Porque realmente estos seis meses son simplemente un inicio. Y no te quepa duda de que vamos a golpear todas las puertas que sea necesario para que esta experiencia continúe, no importa con qué equipo, eso no es lo importante. Lo importante son las personas que hoy están participando, que en este momento son treinta mujeres compartiendo esta experiencia, y estas treinta mujeres necesitan que haya una continuidad.

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